En una subasta histórica celebrada en la prestigiosa casa de subastas Sotheby's en Londres, un retrato de Gustav Klimt se ha convertido en la obra de arte más valiosa vendida en una subasta en Europa. Con un precio final de asombrosas 85,3 millones de libras esterlinas (equivalentes a US$ 108,4 millones), esta pieza titulada "Dame mit Fächer" (Dama con un abanico), creada entre 1917 y 1918, ha dejado una huella imborrable en el mundo del arte.
Antes de la subasta, se estimaba que la obra alcanzaría alrededor de 65 millones de euros, una cifra considerable en sí misma. Sin embargo, el interés y la competencia entre los postores en los intensos 10 minutos de pujas llevaron el precio mucho más allá de cualquier expectativa. La presencia de una oferta irrevocable, respaldada por un tercero que había garantizado la compra de la obra por una suma previamente acordada, dejó claro desde el principio que se trataba de un trabajo con potencial récord.
Con esta cifra final, la pintura también estableció un nuevo récord para las obras de Klimt en subasta. Anteriormente, el récord público mundial del aclamado artista fue establecido en noviembre del año pasado, cuando Birch Forest de Klimt se vendió por US$ 104,6 millones en la subasta del patrimonio de Paul Allen.
Es importante destacar que el retrato de Klimt, objeto de admiración y deseo entre los coleccionistas, había aparecido por última vez en una subasta en 1994, cuando fue adquirido por la suma de US$ 11,6 millones en Sotheby's en Nueva York. Esta impresionante valorización del 834% durante todo este tiempo ilustra no solo el atractivo duradero de las obras de Klimt, sino también la confianza en su innegable importancia en el panorama artístico.
El legado de Gustav Klimt, marcado por su estilo decorativo y ornamental, así como su enfoque en la figura femenina y la sensualidad, sigue resonando en la actualidad. Su capacidad para capturar la belleza y transmitir emociones intensas ha consolidado su lugar en la historia del arte. La venta histórica de "Dame mit Fächer" es un testimonio del poder duradero del arte de Klimt y su capacidad para cautivar a generaciones de amantes del arte en todo el mundo.